viernes, diciembre 21, 2007

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Tenés que conocer mi almohada, llena de mordiscones. Cada costura es una histeria diferente, aplastada por soportar el peso de mi cabeza y sus idioteces. Ideas que la descocen, lamparones de tormentos, polvo de mis muertos, de mis tumbas, de mis penares, inspiraciones que la transforman en carne, y sacan lo peor de mí, sed de algo que ya no sé que quiere ser. Tenés que verme intentando dominar la electricidad de la ventana, calculando la distancia del piso al techo, buscando la perfección en los rincones, sacando de mi las obsesiones de verano. Verme pasear sola por ahí, jugando con la suciedad creyéndo dominarla, buscando palabras exactas para todo, ni un poco más, nada de lo que sobre aquí puede llegar a servir. Tenés que verme buscando mi religión, algo en qué creer.

Tenés que conocerme demolida por la impotencia, es sorprendete de lo mounstrosa que puedo llegar a ser. No me duelas que me desconozco, no huelas que no soporto mas este perfume cítrico tan sintético, no me hagas pensar que no ayuda, no me saques de las casillas a las que me acostumbré. No me hagas querer de dejar de ser yo. No me hagas volver a ser lo de antes, no me dejes, no, aunque diga que no necesito nada. No dejes de buscar.

sábado, diciembre 08, 2007

ninguna eternidad como la NUESTRA...





Eran las 7 de la tarde de un día cualquiera en el recién iniciado verano, comíamos mangos sobre un diario viejo sin preocuparnos de nada. A vos te molestaba la timidez estúpida que no me dejaba decir que la palidez de tus rodillas era lo mas lindo que tenía para mirar de vos, no me importaba tanto, pensé que me equivocaba como siempre, y que tu seriedad era postura.
Y le dimos rienda suelta a los todos, a los rabietazos, a los impulsos, a las salidas a comer pizza del mercado, a las películas, libros, discos. Me robaste las imágenes de mi ciudad, me inventaste "corrientes y callaos" en tu barrio, me sacaste a ceños fruncidos la tonadita porteña forzada. Me volviste a tierra, me hiciste de vuelta, sin nostalgia. Con vos no pude haberme equivocado mejor, no pude haberte aburrido mas. Nunca vas a dejar de hacerme sentir las cosas mas histéricas y confusas cada vez que agarres la guitarra.
Está vovliendo el verano, con esas lluvias que te apresan de a medias horas y tiñen los cerros de verdes fuego. Creíamos no llegar a ningún lado, y ahora no quiero sacarte de mi eternidad nunca mas, cambiaron las cosas como en todos lados, como siempre, todo sigue igual, mejor o peor. Pero lo básico está, sigo pensando en que la palidez de tus rodillas es lo mas lindo que te puedo mirar. Y sigo pensando en que nos tenemos que mandar a mudar lejos, re lejos, y te pido por favor, que nunca dejes de sorprenderme tanto.

(No está de mas decir, que aunque "lo básico está", pero los mangos salen $10 el kilo)
(El título está basado en el libro "ninguna eternidad como la mía" de Angeles Mastretta, del cuál hay un fragmento dando vueltas por mi blog, o mi fotolog)

lunes, diciembre 03, 2007

Un cuento para Flor


De chiquita me decían que tenía un jardín florido en la cabeza, porque a la hora de jugar en el patio de casa era la mejor, siempre perdida entre los árboles, juntando frutas, inventando comidas, postres, y demás... A los 7 mi madrina me regaló un pizarrón negro muy grande pero para jugar quedaba chico, mis dibujos y oraciones, terminaron por expandirse hacia las paredes del patio o hacia el cuartito de las herramientas. Antes de lavar la ropa, mamá encontraba tizas de colores en los bolsillos de mis pantalones, en mi delantal de la escuela y siempre los dejaba en el mismo lugar, para que yo las vuelva a usar. Creo que nunca me dijo nada, porque de verdad, esos juegos se apoderaban de mis tardes en el pueblo.

A los 13, o por ahí, comencé a escribir cuentos en un diario, todos eran contra mi hermano mayor, que era un criminal o un asesino, siempre, como resultado, terminaban todos hechos añicos en sus manos y yo me ganaba una tarde tormentosa por haberlo transformado en "el malo del cuento". Hasta que un día, me regalaron tres lápices enormes, hechos con tronquitos de árboles, uno de color rojo, para escribir cartas de amor, uno negro para escribir mis enojos, y uno amarillo, para los secretos, y así fué. Y así se fué, mi infancia. Entre juegos y los estímulos de esa gente que te hace feliz, junto a las canciones de Ismael Serrano.

A lo que quiero llegar es... Ahora necesito un poco de eso, por eso les pido a ustedes, que hagan para mí un cuento, algo que alimente la vuelta de mi jardín florido, que lo riegue un poco. Un cuentito corto, con personajes de su infancia, un fragmento de un recuerdo, una canción de cuna, o algo por el estilo... Lo único que pido, es que vuelvan el tiempo atrás, y que le den rienda suelta a la imaginación, como cuando éramos chicos ;).

Vale decir, que al mas creativo, se le vá a dar un premio relacionado al tema.