jueves, marzo 01, 2018

como en una caja negra
el cuerpo guarda el ronroneo de un gato
una tarde que une por cansancio 
las puntitas del universo
y se en-caja la memoria 
de unas puertas que no cierran tan de golpe
y si un teléfono fijo suena
es porque alguien te llama
-pero no-
ese acto está en agonía
nadie sana con un telemárketer
-y no- los gatos ni se inmutan con el "riiiing"
ellos solos, se acomodan en las ventanas
que a diferencia de los humanos
viven en el cerramiento metálico
sin saber lo que es
la desesperación de un día cotidiano
y se animan a tocarla