La fórmula entera de manos largas, piernas cruzadas, tartamudeos nerviosos, tu brazo sosteniendo al otro y la forma en la que te rascabas los ojos en tu cansancio, terminó. Pero como dice el Libro de los Abrazos "Y nada tenía de malo, y nada tenía de raro que se me hubiera roto el corazón de tanto usarlo". Musicaliza; https://soundcloud.com/leandrolacerna