El día que vencimos a Goro
festejamos ser del clan Ryu
dando patadas voladoras
y no nos importó manchar la alfombra
con cerveza,
ni faltar al boliche.
ni faltar al boliche.
A vos te brillaban los ojos
y te reías raro,
prendimos la tuca
y observamos la escena:
Escorpion ahí,
parado celebrando
con nosotros
parado celebrando
con nosotros
su pecho inflado
cara firme
el orgullo en 3D.
Anotamos
la fórmula victoriosa
en un papel:
en un papel:
desenfundar
arrojar arma
adelante
triángulo
y lo pegamos en la heladera
porque ese era el principio del éxito.
El día que,
por fin vencimos a Goro
por fin vencimos a Goro
con todo lo que eso implica
supimos que no éramos
Johnny Cage,
ni Raiden
o Liu Kang
éramos nosotros,
dos loosers fisura
enamorados del microclima
de un viernes perdido
por cosas que nunca
nadie va a entender.