Avisa el inicio de una canción,
cool kids never have the time
On a live wire right up off the street
(...)
que sabrá spotify de los ídolos de mierda
que generaban ansiedad
porque al escuchar sus temas nuevos
subías el volumen
y pensabas en alguien sonriéndole al espejo.
Presumirle al parquet de una habitación en Villa Urquiza,
grabar en un TDK la canción de la radio
y putear a Pergollini por pisar el tema
-como ahora, pero por otros motivos-
rebobinar el cassette con una birome
para que no se gaste tanto
como yo, más grande
que salteo su canción
y no me animo a borrar su discografía
de pura nostalgia menemista.
Todo se agota
la alegría adolescente también
el frío ahora importa
dormir con alguien,
por el solo hecho de dormir con alguien.
Volverlo todo una costumbre
como salir a caminar,
fumar menos
comer verduras, evitar harinas
el "mañana paso" y no pasar
ponerte protector en la playa,
o ir a los velorios
de los viejos de los amigos.
Todos hechos alfanuméricos
que entierran el eje de la esencia
dentro de una panza cervecera
y te vuelven un ser otoñal,
sin encanto alguno, que va
que va,
y se va perdiendo.
cool kids never have the time
On a live wire right up off the street
(...)
que sabrá spotify de los ídolos de mierda
que generaban ansiedad
porque al escuchar sus temas nuevos
subías el volumen
y pensabas en alguien sonriéndole al espejo.
Presumirle al parquet de una habitación en Villa Urquiza,
grabar en un TDK la canción de la radio
y putear a Pergollini por pisar el tema
-como ahora, pero por otros motivos-
rebobinar el cassette con una birome
para que no se gaste tanto
como yo, más grande
que salteo su canción
y no me animo a borrar su discografía
de pura nostalgia menemista.
Todo se agota
la alegría adolescente también
el frío ahora importa
dormir con alguien,
por el solo hecho de dormir con alguien.
Volverlo todo una costumbre
como salir a caminar,
fumar menos
comer verduras, evitar harinas
el "mañana paso" y no pasar
ponerte protector en la playa,
o ir a los velorios
de los viejos de los amigos.
Todos hechos alfanuméricos
que entierran el eje de la esencia
dentro de una panza cervecera
y te vuelven un ser otoñal,
sin encanto alguno, que va
que va,
y se va perdiendo.