Vapor, estoy bañando mi alma,
la humedad se pegotea en mi espalda y de a ratos se torna difícil respirar. Los humos extraños que salen de la ducha
hacen que yo quiera poner mi mente en blanco
y mimetizarme con los azulejos.
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Burbujitas
que salen de acá y de allá,
cosquillas para mis ojos, y la garganta que quiere salir a chapotear
entre los charquitos del piso.
Cada uno de mis órganos gotean y huelen a jabón de lavanda,
aunque por ahí limpiar tantas cosas en mí no convenga,
ya que aveces la suciedad de los pensamientos es la que me lleva a cometer esos actos de locura que hacen que
todo tenga un poco mas de sentido.
Ahora cada azulejo busca un poco de color,
y el único que tengo es el rojo de mi sangre,
desangrar los pensamientos para pintar un lugar,
vaciar mi alma y dejarla sin nada
y sin olor, perfumada, impecable,
ya sin nada que acotar.
Ahorcar mi garganta para que deje de decir estupideces,
matar ahí todas y cada una de mis creaciones imaginarias,
ser correcta, perfecta y con un tick nervioso,
para que al fin sirva para trabajar en la oficina de una empresa multinacional.
Vale la pena sacrificarme así?
6 comentarios:
Hola, ojalá una ducha también sirviera para limpiarnos el alma no??. Bonitas palabras...
Saludos y gracias por tu visita...
n________n
Mil gracias!
Hermosas palabras.
Ahora, el sacrificio?
Los unicos sacrificios que valen son los que se hacen por amor.
yo creo que estaría bueno dejar que el agua hierva en la bañera, y que nos queme hasta arrancarnos la piel y triturarnos los huesos, a ver que se siente, aunque sea por un ratito, ser sólo alma.
besos niña.
cuidate
Toda accion tiene su reaccion... a veces vale a veces no
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