Tenía los dientes alineados perfectamente, como si dieran batalla en cada sonrisa volviéndola dura, contrarrestada por los labios, se escondía una ternura obligadamente omitida.
Esa nariz hace que se caiga de maduro que los años son pocos un poco tercos, simples, de pelota y fines de semana al sol, condicionado por algunos problemas, a veces el cansancio lo hace parecer un viejo, renegón, algo podrido de tanto esperar que llegue algo bueno.
Ese colorado en los cachetes deja claro que el aire lo va erosionando, raptando ideas de los poros, arponeándolas, tirandolas por la borda de su cuello, ancho, tallo. La matemática de sus pelos, hasta diría un número y al contarlos sería esa cantidad. Siempre castaños, prolijos, apantanando las ideas sin dejar de ser cómodos.
Un brillo le raja la cara al medio, los ojos, volando tamaño almendra, dicen mas que las manos, entreabiertas en cada dialogo, bailando al compás de las palabras, que las buscan antes de caer al piso gracias al rechazo de alguien que no lo escucha. Esa voz, tan discreta, chillona pero agradable, es difícil de interpretar las primeras cien veces, se le escapa; dice, dice y dice… Seguramente por la mañana se va a echar atrás.
Por la forma de ubicar las cejas, se entiende que no le es fácil ser, que los asombros lo azotaron muchas veces, que lo tomaron por estúpido, y descartó la ingenuidad como a una botella vacía. Por las orejas que le enmarcan la cara tan rígida y sobradora, entraron mil canciones, palabreríos, falsos amores, y algún que otro suspiro.
Por las pestañas casi invisibles se mezclan los tonos de colores entre los rojos de las venas, el delineado de los ojos y el nacarado bajar de sus párpados
Y él sabe que lo miro, pero se hace el tonto, sabe que estoy esperando un paso en falso, pero es muy cobarde y no camina. Sabe que le dibujo una sonrisa para que me hable, pero no se anima, que me encamino a la decepción, y al parecer poco le importa, y hasta parece que espero demasiado. Sabe que quiero que revolotee con sus discursos por mi cabeza, pero no quiere. Y sabe que me canso de mirar, de esperar, sabe que del cansancio al olvido hay dos colectivos.
10 comentarios:
Essa... bueno el final sorpresivo!!
¿Cuanta gente que se mira sin decir nada no por timidez no?
HAY QUE ENCARAR, CHE!
Gracias por tus comentarios.
Sé que me estabas mirando...
Señor de la mesa 4: Nombre y apellido por favor.
Gracias
Sobra gente boluda
hola flooooor! :D muchas graxias por el animo eh! ya hasta levante el labio de el lado izquierdo pero aun falta el derecho para lograr la sonrisa.
*besos*
hermoso srta y distraidamente idiiologico
Haize: Ud. si que capto lo dicho. Señor, me siento alagada al tenerlo por mis pasillos.
Saludos
tal vez no estabas tan distraida
Pancho: Una nunca esta del todo distraída!
y que haras cuando camine y de su paso en falso¡?
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