Salí al mundo, pero haceme un cachito de caso:
Imaginátelo como una manzana cubierta de caramelo y pochoclos con colorante
rosado. Cométela y saboreala como cuando teníamos esa edad maravillosa en la
que una manzana con pochoclos significaba mucho más que ahora, porque te
aseguro, que pensando en vos y ahora, puedo aplicarla a la fórmula de la
felicidad.
Seguí esa lógica de producto final, no pienses en cómo fue cosechada o en
qué condiciones laborales estaba su cosechero porque seguramente trabajaba en
las peores ("doblando el lomo, pa´que otro doble sus bienes").
Tampoco pienses a quién fue vendida, porque el comprador pagó un precio ínfimo,
para luego revenderla a un mercader quién volvería a discutir su precio en pos
de sus intereses sin éxito.
El comprador de este cajón de manzanas muy malhumorado y sin cuidado
depositaría en un mercado, donde la compraría aquel que horas después y sin
amor, cubriría con un caramelo espeso. Te repito esto, e insisto tampoco te
imagines sus condiciones de higiene, este hombre seguramente tendría muchos
problemas en su cabeza para andar lavando manzanas o sacándole los gusanos,
si con esa cobertura no hay defecto que se note.
Pensa en lo rica y crujiente que estaba la manzana cuando vos sentada en el
umbral de alguna puerta la comías. Arrancando primero con mucho cuidado usando la puntita de tus dientes, uno a uno los pochoclos con colorante rosado, sin
pensar que perdías 15 minutos de tu vida aproximadamente. Terminada esta tarea,
comenzarías a partir con lengua y dientes la cobertura, (debería haber una
especie de concurso de talento para esta tarea, porque requiere de cierto grado
de habilidad) una vez ablandado el caramelo, viene la parte más hermosa -y es
aquí donde te recomiendo que apliques la fórmula de la felicidad- el momento de
atravesar el caramelo hincando tus dientes al fin en la manzana, que desprende
su jugo y se mezclan con la capa crocante, ese momento exacto es la mismísima
perfección.
Es disfrutar de todo y de su simpleza, (nunca dejó de ser una manzana) y es
lógico que aplicando tanta concentración en algo tan simple no podamos pensar
en todo lo que atravesó esa manzana para llegar a terminar en tu panza.
En el caso, de que al crecer tan lejos mío y existiendo la opción de que no
te guste la manzana caramelizada, podes aplicar estas simples recomendaciones a
las cascaritas de naranja bañadas en chocolate, o a los duraznos en almíbar.
Te quiere mucho, tu hermana mayor
No hay comentarios.:
Publicar un comentario