Hemingway
.
No nos merecemos vivir en
el mar,
somos tontos
que creen en
las emociones.
Por eso,
estamos amontonados
bajo los cerros.
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Subiendo por la autopista nueva,
mirando las luces,
Nunca se hundirían en el mar.
No se, capás estos guachos
floten.
¿Si terminamos con los cerros,
mataríamos nuestra seguridad?
Sería ver nada más que luces,
no todas
porque algunas lámparas ya no
encienden.
Quedaron desposeídas
de su única función.
¿Qué crees?
Veríamos nada más que luces,
no precordillera, no montañas,
igual,
en otoño
son marrones, mejor
ni verlos.
No?
kilómetros y kilómetros de
lámparas.
Sería raro, abrir la ventana
de la habitación
para buscar aire.
Y al fondo, nada
Solo departamentos
26 monoblocks y
un tanque de agua
con un par de piperos.
(Dormite conmigo.
si con total,
esos cerros van a sobrevivirnos
van a estar para siempre,
ahí.
Como cuando busco aire
en vos.)
Dos líneas blancas
divididas por treinta
centimetros de algo.
que se corta
como
cuando tus manos
en la boca.
Me queda
un poco
de aire.
Complicado
Aunque muchas veces
creo que me hundo.
Me olvido de nadar,
y te apago
por no saber explicar.
Perdoname,
tengo
la culpa,
las mañanas
son letales.
Lo que quiero decir,
lo mejor
que te pierdas
en esa autopista
de San Lorenzo,
tan nueva.
Para dar
explicaciones,
prefiero espiarte.
Hoy por hoy,
no hay cabeza que
aguante.
Al fin de cuentas,
esos cerros,
van a estar siempre ahí.
Es lo que
nos merecemos.
2 comentarios:
vamos a desarmar los cerros como caramelos y a ver el horizonte!
la filosofía trágica del amor, Fer, un placer tenerte por acá
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