Atorrante, corta el vacío emocional de la semana con un "hola hermosa" por chat y mas tarde aparece con un vino, un par de sandwichs o algo para picotear, cae con la mochila colgada de un hombro con sus cosas para mañana. Me saca de donde esté para tomarnos el vino, picamos y a dormir.
Reniega con un virtuosismo que raya con la perfección, siempre pausado y con los ojos tranquilos, cuando está molesto en serio es probable que corone su frase poniendo las manos en la frente acompañada con un "¡que pelotudo!" para terminar su rosario nocturno.
Sobrevivirlo es,
al día siguiente
al día siguiente
dicirle a mi analista
que lo odio,
como en una canción
de alguna banda
de alguna banda
de esas que te representan
cuando tenes 12.
Aunque me muera me la banco, me gustaría que
fuese feriado de nuevo para tenerlo hasta el medio día, medio muertos los dos
despeinados en mi habitación, o que fuera domingo y juegue boca para que
defienda al cabaret, y discutirle con miedo a que diga que las minas no tenemos
que opinar sobre fútbol.
Ufff… Es un miércoles hábil, así que vuelve
el ciclo del vacío emocional.
Coherente y siempre igual desde
la noche que nos encontramos y del frío que hacía, mis nervios y la charla
larguísima donde evidentemente nos caímos bien. De las pizzas y las cervezas,
las miradas en los bares y los encontronazos posteriores, los mensajes a la
noche donde me pregunta donde estoy, los códigos que manejamos, las frases con
las que remata una charla, el todo tu ser reiterativo.
Esa noche en la que bailamos saya
en la fiesta de Urkupiña y lo bien que le quedaban los papeles plateados, esa
otra noche en la que me bajaron del bondi por no pagar también hacía frío, y me
fue a buscar. Sus charlas cuando todo me sobrepasa. Sus idas al laburo renegando
porque es muy temprano. Las manos en las vueltas a casa, lo fácil que es
desabrocharle el cinturón, la manera en la que habla de los asados y los fiambres. Cuando decide volver después de muchos días de no coincidir. Y lo que me gustaría que este, sea un ciclo continuado.
Zorro, tranquilo.
Te quiero, bancatelá
y todo el que aparece
es un reemplazo,
al que siempre le voy a buscar
algo tuyo.
algo tuyo.
Los ojos negros,
el tatuaje de tu banda
o el carisma peronista
del que nos reímos
en algún momento.
en algún momento.
3 comentarios:
parece que la que siempre pierde es una...más q identificada.
No se si se trata de ganar o perder. No?
no, pero la sensación y la duda quedan
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