miércoles, febrero 07, 2018

los 90´s suenan en espaninglish

Avisa el inicio de una canción,
cool kids never have the time 
On a live wire right up off the street
(...)
que sabrá spotify de los ídolos de mierda
que generaban ansiedad 
porque al escuchar sus temas nuevos
subías el volumen
y pensabas en alguien sonriéndole al espejo.

Presumirle al parquet de una habitación en Villa Urquiza,
grabar en un TDK la canción de la radio
y putear a Pergollini por pisar el tema
-como ahora, pero por otros motivos-
rebobinar el cassette con una birome
para que no se gaste tanto
como yo, más grande 
que salteo su canción
y no me animo a borrar su discografía 
de pura nostalgia menemista.

Todo se agota
la alegría adolescente también
el frío ahora importa
dormir con alguien,
por el solo hecho de dormir con alguien.
Volverlo todo una costumbre
como salir a caminar, 
fumar menos
comer verduras, evitar harinas
el "mañana paso" y no pasar
ponerte protector en la playa,
o ir a los velorios
de los viejos de los amigos.

Todos hechos alfanuméricos 
que entierran el eje de la esencia
dentro de una panza cervecera
y te vuelven un ser otoñal,
sin encanto alguno, que va 
que va,
y se va perdiendo.


domingo, febrero 04, 2018

<>

El silencio le cambia el color al paisaje
mientras el domingo cae, indefectiblemente
frente al ex matadero
donde solamente crecen yuyos.

Ese edificio resiste
como un páramo violento
habitado por palomas
plantas suculentas,
y las butacas de un ex cine
nadando 
en la fragilidad de la palabra empeñada
sobre su habitar incómodo 
a la vista de todes.

Quise más de una vez zambullirme
en un poema dominado por el odio
que te fulmine y ya,
pero no puedo:
derrumbaría todos mis esfuerzos
por alejarme de la ventana
en la que al tocar los cables de alta tensión
me relajaba y sentía
que era una sobreviviente de la estupidez.

Ahora es el rumbo menguante de la oscuridad
lo que rellena el verano
y se vuelve en la memoria,
como una bomba interna
a derrumbar
la resistencia oculta que trae el devenir.