viernes, junio 26, 2020

últimamente me pierdo
en los algoritmos
de mi propia casa

los motores de búsqueda
de este pedazo de cemento
no salen de los
treinta
metros
cuadrados
cubiertos

se oxidaron como
caños viejos
con la culpa corrosiva
de lo que no se dice

lo analógico está
en mirar sin querer
y ver que aquí
hay normalidad

hay miedo y soledad
como en todos los algoritmos
y en todas las cañerías
de todas las casas






sábado, marzo 28, 2020


Cuando la cosa se pone áspera
el estómago es lo primero que duele
hay que tragar todo ese silencio
que al principio es dulce
y después eructas toda la tarde
repitiendo
algo
que no
tiene
sabor a nada.
Y es eso que se pasa
viendo la tele
con la decepción que se acomoda
en el sillón
como un gato.

El estómago es lo primero que duele.



martes, abril 23, 2019

sanar ancestralmente
es una intención buscada para no chocar
la calesita-cautela
donde la estabilidad son los padres
el amor romántico también
esa prometida vuelta a los valles
que no fue
fue parir sola
a los 20
y a los 22
amamantar duele
y no se sabe hacer
es algo que está ahí
habitándote
y se transmite
se acuerpa ante la ausencia
que duele
casi
como amamantar
nada repara simbólicamente,
nos convertimos
en esas personas que desean
que seamos
habitando
lejos de la intensidad
y del territorio
ahí es donde quejarse
carece de sentido
(no existe poesía en este momento de la vida)

sábado, diciembre 01, 2018

De niñes atrapábamos
arañas
con una técnica infalible
que consistía
en meter una bolita de chicle
enganchada
en la punta de un hilo
y moverla suavemente
entonces
como mecanismo de defensa
las arañas mordían
la bolita de chicle
y quedaban pegadas.
Ahí aparecía entonces,
un frasco de mermelada
para ver que tipo de araña era.
Al juntar dos
se ponían a pelear,
supongo que como mecanismo
de defensa
siempre moría la más débil,
-que no siempre era la más pequeña-
y más tarde
moriría la sobreviviente
de asfixia,
al ser olvidada
por niñes hambrientos
que corrían ante la aparición
de una abuela con una bolsa
de galletas surtidas
y leche chocolatada.


lunes, octubre 22, 2018

Necesito escribir algo que no me duela

habría que clasificar por colores
a las personas 
que suben a los colectivos,
las dolencias que tienen
sus miradas entre sí
cuando a un pasajero se le acaba
el saldo
y pide que le paguen

no es lo mismo hundirse
en un micro de hora pico
que el que aparece
vago, 
en hora valle 

el recorrido es siempre el mismo
solo varía la inmensidad
de quienes lo abordan
a las 4, por ejemplo
el 5b siempre transporta
a trabajadoras del hogar

que terminan la jornada
no se conocen
ni se saludan
solo zigzaguean un rato
-juntas-

nunca falta una que saca
la bolsita de AGA deportes
con un tejido a medio andar
todo el tiempo mirando los puntos
uno al lado del otro
decolorando 
la frecuencia diaria 
de quienes lamen
el borde interurbano
de la ciudad
para volver a casa



sábado, octubre 20, 2018

chaiu do kwan

hay lugares
que golpean en seco
como en las clases de defensa personal
son golpes de puño
al diafragma derecho
que duelen,
golpear no te hace zafar
de pagar el alquiler
y querer renunciar al trabajo
cuando todo hace tanto ruido
como en las clases de defensa personal
donde respiramos agitadas
y damos pataditas cortas
que paralizan a las personas
con suficiente distancia
como para poder correr
hacia un lugar con luz.
hay una defensa personal
en la inquietud
de decir las cosas
es una característica
de los mamíferos,
como tener diafragma
y carecer de alas
o de escamas
y sobrevivir
a la incomodidad
de los accidentes geográficos,
algo similar pasa en el sur
donde no existen
las tormentas eléctricas.

sábado, octubre 06, 2018

el mundo es eso que duele

El único ser vivo que amaba a mi padre, ahora vive en casa, y yo lo miro y le digo: "bienvenido hermano, vos también fuiste abandonado" pero no lo entiende por eso le digo que es mi hermano lo abrazo y lloro
él me lame las lágrimas porque sabe que esto es un desastre y que yo soy un desastre que somos iguales, hermanes mellizes sin espacio en las emociones para otro espasmo más.
Entonces, cada vez que puede se escapa y camina 30 cuadras bajo el sol, para ver si papá está ahí, durmiendo una siesta, o peinando una línea de merca para editar un video donde dice que la CIA lo investiga porque en wikipedia encontró que en el norte salteño hay una mafia organizada de wichis ninjas que van a derrocar el gobierno de Trump. Lo encuentro tirado
en la puerta de su vieja casa y en caliente, le explico que fuimos abandonades, y que nuestro papá se fue a morir en otro lado y el perro no quiere entender no me quiere entender.
Mi herencia es eso: un perro fiel que solo come comida chatarra y un libro que te enseña a desarrollar la inteligencia emocional que no sirve ni para hacer el fuego de un asado.
Esto es mucho, yo, el perro, todo no se aguanta y flasheo que estoy dormida y trato de golpearme el dedo del pie con algo para despertarme y que solo sea un sueño donde mis gates estaban estresades por mis angustias de lo cotidiano y que no hay nada más para remover y entonces poder volver a soñar con accidentes de tránsito y frenar el dolor con la inconsciencia de la ciencia ficción, pero no, me golpeo y el perro ladra y a les gates se le erizan los pelos y todo es un caos que se repite como en esas series donde el guión no es continuado si no que cada capítulo es un hecho aislado, donde el dolor es nuevo cada día.