sábado, octubre 29, 2016



manipular
la luz del día
y así poder
guardar 
ese enojo /
herramienta.

¿se revela acaso
el artificio
al contar
el sabor
de un té
en las mañanas
de lluvia ácida?

/y que aquí no pase nada/

es tu cuerpo
o el techo.
es mi espuma
o tus uñas.

acostumbrados
al desacato
de una ciudad 
fuera de órbita.

el monstruo es
la idea
que animaliza
al instinto.

rellename
la cama
de palabras
que no puedo
describir
estos sonidos.

/monstruo es/
la reencarnación
de un domingo
a corto plazo.

miércoles, octubre 19, 2016

Campos magnéticos

yuyitos crecen
en una esquina
inundada
con olor a cocina
de departamento

frente a los arcos
de la vieja vinería
obreros trabajan
en un nuevo
emprendimiento
inmobiliario.

¿quién te habilita
a tirar abajo
los recuerdos 
de una infancia
y a romperme
las pelotas
tan temprano?

descansá/
habitá/
ensuciá/
rompé/
aquí ni el
tiempo corre.

es la ciudad
con su
campo magnético
que se repite 
a diario
loop
que sorbe
absorbe
y hunde.

la falsa calma
enoja 
en filamentos
empastados
de alegría.

somos
tan falso valle
tan falso lago.
esta ciudad
no nos merece

deberíamos
probar resbalarnos
por las grietas
de la avenida
y aparecer en
un lugar mejor.


lunes, octubre 17, 2016

Que barato es
estar triste/


Insistente es
la instantaneidad
del homebanking
y por detrás / mi jefe
con su ritmo letal.

Vivimos sumergidos
en tormentas,
que en realidad
ni nos interesan.

Complotan contra mí
la Dirección
General de Rentas,
la AFIP,
y los segundos vencimientos.

Se me clava el DIU,
en el fondo de las entrañas,
y me marca que ya
es hora de sacarlo
(6 años,
son 42
en esta vida de perra),
hablo desde
las vísceras / más dolorosas
que la costura
de mis cesáreas
cuando cambia el clima.

Me persigue
el abandono total
y absoluto del cuerpo,
la dieta de la angustia,
el mate lavado,
y el insomnio
en las horas
previas a la lluvia.

Bailo atolondrada
para disolverme
en el costo
de alcanzar
la bendita
zanahoria
del progreso
(cuando en realidad
queríamos tomates).



miércoles, octubre 12, 2016

No muevas
los muebles
de madrugada
porque exploto.

El estado calamitoso
de tu boca a la mañana
es igual a un temporal
de febrero.

Pesado,
denso
como esa lluvia
que no llega.

Nube, otra vez.
Quieta, grande,
gigante, elevada.
¿Qué esperas?

Esa forma
de tus manos
ahuecadas,
no conmueve.
Tampoco
me hace acordar
a una canción.

Las horas enojados,
el humo terrible
pasan por aquí
sin pena ni gloria.

Todo es
un desastre:
nos volvimos
manchas
de humedad
en las paredes.

Lamparones
horribles
que aparecen,
y no se puede sacar.

Están,
invaden,
están
en el plano
haciendo alarde
de puras inútiles
y aburridas.

En invierno
el encierro
no fue tan violento.