domingo, marzo 29, 2015


Ya salio el sol
el cielo está celeste
como siempre.
Que me importa.

Adentro es tibio
y nunca hay aire.
Los cigarrillos
se acumulan.

Soy piernas largas
que gotean 
entre las sábanas.

Me hago nudos
cuando veo 
tu respiración,
me desespero.

Está bien,
cubirme la boca,
mirar así
es excitante. 

Teníamos pedazos 
de papel picado
en el cerebro y
nos bloqueaban.

Apretaste justo
con tu mano enorme
un lugar de mí
que me hace explotar.

No juegues así
con los dientes.
Desde este ángulo
pareces un pez globo.

Es que el frío
me hace mocos
y busco pies tibios.
No soy buena portadora.

Ese día te dije
que quería bailar
porque el whisky barato
me pone triste.

No veo.
Olvidé mis anteojos
en tu costilla,
esa, la más blanda.

Solo busco
movimiento.
El caos es difícil
de frenar.

Pueden pasar
cosas horribles
cuando la carne 
está tan roja.

Me acostumbré 
a vivir enferma
si las cosas no duelen,
no son normales aquí.

Anticipos de un incendio
el otoño suele
secar la tierra
y liberarla al fuego.

Repito
que me importa.
Perdí tanto ya,
que un poco más, es aire.



[Quizás el fuego ayude]

martes, marzo 24, 2015

Mi persona favorita

Siempre amanece con la mirada desorbitada y traduce sus dolores en malhumores matinales, pero lo real es que la fecha le hierve el alma.



Me habla de Carlos Ricardo Torres (Carlitos). Lic. en Administración (UBA). Traductor ingles/francés. Trabajaba en ENTEL dando apoyo idiomático en llamadas internacionales. Militante JTP (Montoneros). Secuestrado y desaparecido. "Eramos amigos desde pibes. Jugábamos mucho a pesar que yo era 6 años mayor. Él era nuestro hermanito menor".

"Carlitos vivía en el departamento de al lado del mío. Mi vieja fue testigo del secuestro. Se casó y se mudó al dto. 4. Con su esposa íbamos a la casa de gobierno a hacer quilombo después del secuestro, en el 77. No quedamos pegados de pedo. Pero ni te importa cuando estas ahí".

De las andazas se hace uno parte de la historia, por eso Edu es mi prócer vivo, mi batman peroncho de las jogginetas grises, porque me cuenta y se me pone el cuero i chancho, y como no: "Y cuando estaba el mundial del 78. En 1981 salimos con Beatriz, mi ex esposa en la tapa de La Opinión. Ahora tienen que ir los que no iban, no cuesta nada, es un paseo turístico. Me pone muy triste. El peor día del año todos los años".

El porteño, que es pícaro y la tiene más grande que todos, me dice: "Con mi amigo Rubén nos rajábamos del trabajo algunos jueves y con nuestro mejor traje y corbata  nos dábamos una vuelta con las viejas haciéndonos los boludos con cara de pitufos. Porque la cana no dejaba pasar. Pero como eramos re pitucos, pasábamos".



Rubén es su hermano del alma y de militancia, un viejo megafachero, que según me cuentan, no paraba de levantar en sus épocas doradas. Y ahí están los dos un día como hoy con la herida abierta, mientras nosotros disfrutamos del feriado.

"Yo siempre ando un poco triste . Por ahí los kilombos cotidianos me dejan más tranquilo. Estamos bien con tu vieja. Las cosas se acomodan, pero no es todo tan fácil, viste".

Antes de irse a dormir, me dice "Las marchas ahora son como los desfiles en California del orgullo gay. Con respeto, pero es solo testimonial. Igual voy. Para que se vea que somos muchos que tenemos memoria".

Desde que me levanté, pienso en Eduardo con la garganta cargada de pedacitos de angustia. Pasa que me teletransportaría solamente para marchar colgada de su brazo y llorar con él. Porque el dolor se siente igual todos los años.

La puta de la vida no me hizo su hija de sangre pero él sabe que lo quiero así, se lo digo entre chistes, como para sumar a todo el amor que nos debemos. Mientras yo lo pienso, mi hermana Agustina me avisa que están en la marcha,  como siempre, un año más pidiendo Memoria, Verdad y Justicia. 

jueves, marzo 12, 2015

Hay una paloma
muerta
en mi balcón.

Escoba
+
Pala
Bolsa de supermercado


¿Ya amanecí en otro lugar?
Es que me siento aplastada aquí.

domingo, marzo 08, 2015

Como relamiéndose
de tanto comer sandía
aparecía entre mis piernas 
y las empujaba.

Me inflaba el tórax,
y se perdía
en las ventanas.


Escupía semillitas
al costado de mi cuello

Y yo que ando
como el conejo
de Alicia en el País
de las Maravillas,
siempre apurada
y a los saltos.
Me tenía que ir.


Nos mostrábamos
las formas de sentir.
La cabeza me crecía
y no escuchaba nada,
había pestañas 
en mis orejas.

Pensaba que,
tengo cosas 
muchas, 
pero ninguna es 
tan importante.

Vibración, desequilibrio
le costaba pararse
del lado de la fragilidad.

Hubo un quiebre
al salir, sentí
que tenía los pies
hundidos
de tanto
empujar en el barro.

Me volví un módem
buscando señal
Wi fi, algo.

El alma se me fue 
del centro
y perdió el eje.

Fijate, creo que
quedó en alguna parte
de ese monoblock.


Llamame
si la encontrás,
que necesito volver
a encajarla.


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