jueves, abril 20, 2017

artefactA

seguir la costura
y llegar a la cima
de este durazno
de cuatro mil metros
sobre el nivel del mar.

aquí las nubes
se componen 
por ácaros de agua
y es necesario
nadar orillándote 
para descansar.

si es que me da un calambre
habitaré en lo que queda
de la cáscara clavada
en los arcos de tu cuerpo.

hay que encontrar
brazos largos
para escarbar
entre temperaturas
humedales
y pelusas.

voy tirando del cable
estabilizador de tensión
que hay entre tus lagunas.

soy un artefacto
cuando te parasito 
entre el pasto y la nada.

hablar de junglas
con pájaros y peces
es desnaturalizar
las cosas que marcaron
las fantasías
en la memoria
de tu piel de gallina.


Stacey Rozich

sábado, abril 08, 2017

lo binario

De a ratos
parece que es
como vivir en una consola 
de videojuegos.

respiramos
un 8bit que se replica 
en las esquinas.
Una melodía empastada,
que se mete en el aire
y nos hace 
repetidores
de ceros y unos
ceros y unos
unos, unos, ceros.

Los umbrales de moral
de los que hablás
son los obstáculos que salto
para rescatar a una princesa
de un femicidio.
No vaya a ser cosa
que encima la culpen a ella
por ser mujer,
usar vestido
y andar sola.

Ahora llueven
píxeles azules
y vos me gritás
un prejuicio fuerte,
horrible,
comparativo,
mucho,
demasiado terrenal
para tanto realismo mágico.

Seguís gritando,
no te aguanto,
la melodía suena
y nos atrapa,
y yo repito,
todos los personajes
repiten
y vos gritas,
repetir nos aleja
de lo que somos
en realidad.

Gritate vos
tu postverdad
es el nivel
de la lava, 
y de esas
hogueras 
de brujas
en el que siempre
salto,caigo y me muero
de impotencia.



lunes, abril 03, 2017

vivir como polillas

Ni que fuera feriado
o una segunda temporada
de un sábado
pero no,
faltan días completos
para el fin de semana.

Las jornadas
son montículos
de horas iguales
en una oficina chiquita
llena de lámparas
de bajo consumo.

Y si,
al personal fofo
nadie quiere
iluminarlo con leds
de filtros UV.

No hay argumento
que justifique el gris opaco
de esta ciudad
ni sus autos, 
o sus plazas
llenas de palomas 
y vestigios coloniales
que no dejan nada
librado a la imaginación
solo capas
de pinturas y cal
con los colores
de la nueva gestión.

Nos atraviesa la historia
del feudo gobernado
por el hijo 
del hijo 
del hijo
del terrateniente.

Nos atraviesa el discurso
del religioso dolido,
muerto de miedo

la 
más
mínima
expresión 
de libertad.

Para escaparnos de aquí
deberíamos mudarnos
a un placard,
simular una explosión
y vivir como polillas.