sábado, diciembre 01, 2018

De niñes atrapábamos
arañas
con una técnica infalible
que consistía
en meter una bolita de chicle
enganchada
en la punta de un hilo
y moverla suavemente
entonces
como mecanismo de defensa
las arañas mordían
la bolita de chicle
y quedaban pegadas.
Ahí aparecía entonces,
un frasco de mermelada
para ver que tipo de araña era.
Al juntar dos
se ponían a pelear,
supongo que como mecanismo
de defensa
siempre moría la más débil,
-que no siempre era la más pequeña-
y más tarde
moriría la sobreviviente
de asfixia,
al ser olvidada
por niñes hambrientos
que corrían ante la aparición
de una abuela con una bolsa
de galletas surtidas
y leche chocolatada.


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