lunes, diciembre 03, 2007

Un cuento para Flor


De chiquita me decían que tenía un jardín florido en la cabeza, porque a la hora de jugar en el patio de casa era la mejor, siempre perdida entre los árboles, juntando frutas, inventando comidas, postres, y demás... A los 7 mi madrina me regaló un pizarrón negro muy grande pero para jugar quedaba chico, mis dibujos y oraciones, terminaron por expandirse hacia las paredes del patio o hacia el cuartito de las herramientas. Antes de lavar la ropa, mamá encontraba tizas de colores en los bolsillos de mis pantalones, en mi delantal de la escuela y siempre los dejaba en el mismo lugar, para que yo las vuelva a usar. Creo que nunca me dijo nada, porque de verdad, esos juegos se apoderaban de mis tardes en el pueblo.

A los 13, o por ahí, comencé a escribir cuentos en un diario, todos eran contra mi hermano mayor, que era un criminal o un asesino, siempre, como resultado, terminaban todos hechos añicos en sus manos y yo me ganaba una tarde tormentosa por haberlo transformado en "el malo del cuento". Hasta que un día, me regalaron tres lápices enormes, hechos con tronquitos de árboles, uno de color rojo, para escribir cartas de amor, uno negro para escribir mis enojos, y uno amarillo, para los secretos, y así fué. Y así se fué, mi infancia. Entre juegos y los estímulos de esa gente que te hace feliz, junto a las canciones de Ismael Serrano.

A lo que quiero llegar es... Ahora necesito un poco de eso, por eso les pido a ustedes, que hagan para mí un cuento, algo que alimente la vuelta de mi jardín florido, que lo riegue un poco. Un cuentito corto, con personajes de su infancia, un fragmento de un recuerdo, una canción de cuna, o algo por el estilo... Lo único que pido, es que vuelvan el tiempo atrás, y que le den rienda suelta a la imaginación, como cuando éramos chicos ;).

Vale decir, que al mas creativo, se le vá a dar un premio relacionado al tema.

7 comentarios:

Flor Arias dijo...

Pueden hacerlo acá en el blog, publicarlo en los suyos y dejarme un link, o pueden mandarlo por mail a: aminube@gmail.com
Hay tiempo hasta fin de mes.

Agarré la infancia como propulsor porque, en la mayoría de los casos, es cuando las cosas nacen porque si, por el solo hecho de que somos chicos y de que todo es tan natural y a la vez sorprendente que nos despierta. Y también despierta la mayoría de las cosas de las etapas de la vida, como ser, los sentimientos, las personalidades, la forma de ser, etcétera. Lo espontaneo, lo natural, la escencia, está en nuestra niñez.

Balta dijo...

Un premio relacionado ???? una mochilita chiquitita como la que usabamos para ir al jardin, con rick hunter o super raton ???


te paso uina dire que quizas te guste (creo que es de hernan casciari, pero dice ser todo real)

http://ciegaacitas.wordpress.com/

besos de citi porteña.

Balta dijo...

otra cosa:

http://juandarien.wordpress.com/

pasaselo a tu ruludo hermano tambien.

besos

Flor Arias dijo...

BALTAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!
BAAAAAAAAAAAALTAAAAAAA!!!!!!!!!!
BAAAAAAAAAAAAAAALTAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!

:(
:( SÑIF

Flor Arias dijo...

Balta, Ganaste!
A vos te regalo fideos con manteca o crema cuando vuelvas

Afrodita dijo...

pues me apunto a ver si me gano el premio jijijiji
o por lo menos cojo un buen propulsor como tu....en fin, ahora no lo escribire porq no tengo tiempo, pero prometo que lo hare en el papel por estos dias y en cuanto este en el blog te lo mando...saludos y estamos hablando

Carlos Luján Andrade dijo...

De mi infancia recuerdo mis "chapitas" o tapas de botella, las buscaba en todos lados, en las bodegas, en el piso de los mercados (sí, estaban llenas de barro) pero mi colección no fue intencionada sino de pura casualidad. Un día con mi primo jugábamos y otro niño se nos acercó y nos apuntó con un tipo de escopeta artesanal que disparaba estas chapas, pero el muy sonso había puesto un clavo en medio y no permitía que las chapas, para nuestra suerte, no salgan de frente. Mi primo y yo, decidimos mejorarla y lo logramos, pero para usarlas necesitábamos una guarnición de municiones por lo que comenzé a juntas chapas para tirarlas con nuestro nuevo "invento". Al final y lo "triste" de todo, es que no me sirvió para nada, me daba pena dispararle a los otros niños o a los perros y otros animales. Así que me deshice de la escopeta y me quedé juntando las chapas, encontraba de todo tipo y época, tenía algunas de bebidas gaseosas y hasta cervezas que ya no existían, las buscaba con los logos diferentes, cómo estos cambiaban, aunque sean de las misma marca y las separaba por años, desde las más nuevas hasta las más gastadas. A todas ellas las tenía en una bolsita, pero como verás todas estaba cochinas, la bolsa era una inmundicia. En las tardes después del colegio me iba a verlas una y otra vez, así por todo un año.

Pasó el tiempo y las olvidé, hasta que un día me acordé de ellas y las busqué por toda mi casa, le pregunté a mi mamá y ella me dijo que las había botado pensando que era basura, pero yo sé que lo hizo al propósito porque sabía que un día me iba a enfermar tal vez de tifoidea si seguía jugando con ellas.

Este era un recuerdo que lo había olvidado, pero gracias a tu post me ha permitido compartirlo con alguien, tal vez eres la primera persona a la que se lo cuento.

Saludos

Carlos