lunes, enero 20, 2014

III



Tenes que escribir sobre esto.
me decía el cuarentón
el sábado a las 11
bajando del monoblock
donde la gente es medio rara
tiene la piel verdosa
y se suicidan no sé cuantos al año.

serio y mala onda, pechofrío.
Lo conocí escribiendo
sobre él, en el semanario.
Como me encanta hablarle
boludeces de pendeja veinteañera
para que se ría,
y se le caigan las sotas
me agarre de la cintura,
para comenzar a apretar.
Esta tremendo el viejo
joya nunca taxi,
barba de días.

Nunca me dijo nada,
nunca se calentó
en chamuyarme,
creo que una sola vez
me dijo "linda"
muy al pasar, mientras
subíamos al cuarto.

El otro día
me invitó a comer
arroz con queso,
se arrepintió del menú
y terminamos en el
bochín, un miércoles
comimos sábalo al limón
y fuimos a dormir la siesta.
Yo me dormí,
a las 6 me despertó,
y me fui.

No me importaba
la intención era estar
acompañarlo, bancarlo
el porteño era divino
más bueno imposible
pero con cara de perro,
me compró su autismo,
su carcajada de la nada,
el pelo revuelto,
su panza descuidada.

a buenos aires se va
Por un par de meses.
y como todos los porteños,
se va a quejar
del calor
la sensación térmica
y la humedad.
¿Qué hago?
junté muchos 2x1 del cine,
para ir con él,
los martes.

Pensé en ir sola
un par de veces
y me voy a imaginar
como que está ahí.
Pero no va a ser igual.

Hasta que el carnaval
me engañe y me diga
"ya está".
O hasta que vuelva
y aterrice en un
mensaje o en un like
de Facebook,
que me de un indicio
de que tiene
esta misma sensación
de vacío
que tengo yo.


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