lunes, noviembre 24, 2014

Un amigo me pidió que escriba la historia sobre su trago. Me contextualizó y me disparó cualquier cosa.
Pronto la publicación completa con dibujos y fotos, por ahora solo un fragmento:


Un hombre pagano y preguntón
llorando, con un niño entre los brazos.
Imagínese mi amigo, que otro fin no había.
La recordaba tal cual era,
su Tanita, tejiendo en los telares
caminando ofendida,
con la cintura marcando la distancia.
Y tal cuál como la pensaba
aparecía a la mañana

pintada en todas las paredes de Cafayate.

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