jueves, diciembre 25, 2014

Tiraba helado por la boca cuando hablaba a los gritos de sus épocas de oro y le pegaba a la mesa cuando quería reforzar una idea.
Lo llevé de vuelta a su casa a eso de la 1. En el camino criticó la comida, las personas que nos invitaron a pasar la  Navidad, criticó los regalos, mi ropa, mis formas de relacionarme y el hecho de que me acordé a las 10 de comprar el globo, las estrellas y algunas cosas para que los más chicos se diviertan. Dijo que eran unos malcriados.
Al girar unas tres cuadras antes de llegar a su casa elogió mi forma de manejar
"Sos digna hija de tu padre, la tenes clara al volante", en la radio sonaba una de mis canciones favoritas: Navidad de Reserva. Me pidió frenar para comprar un vino, cuando se bajó, aceleré y me fui. 
Lo volví a dejar, va a pasar un tiempo hasta que tenga ganas de verlo. Cuando se percató me llamó, subí el volumen, quería estar tranquila.

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