martes, noviembre 14, 2017

Las nubes y las tardes no se frenan, el afuera es un panal de abejas nerviosas y para calmarlas hay que incendiar la ciudad y saltar. El hormigón de los edificios es igual aquí y en los países bajos: no tiene células, está muerto ¿sentís ese calor? es el sol en mi vestido. Volemos en ese avión no se dónde y no importa vayamos a Groninga, Frisia, Drente, Transisalania, Gueldres, Utrecht, Flevolanda, Holanda septentrional, Holanda meridional, Zelanda, Brabante septentrional, Limburgo, rajemos de este huracán tan lento e incómodo que parece la panza de un fantasma.


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