domingo, septiembre 16, 2018

la costa uruguaya
se puede ver sin problemas
desde ese séptimo piso,
me gustaría poder hablar
y pedirle a alguien
que me ayude a medir
las distancias
pero soy una niña
y en la casa de mi abuela
no se interrumpe
a les adultes,
así que me imagino
que se calcular
y creo
que en cuarenta minutos
es tiempo suficiente
para escurrir todo el río
y llegar al otro lado.
desde aquí se siente
el olor a fibra de vidrio
y lona caliente de los barcos a vela,
es sorprendente estar tan cerca de otro país
donde los teléfonos antiguos
no son una novedad,
tampoco los barcos
y las invasiones de conejos
en otoño
o cangrejos
o palomas
o de algo que tenga miedo
y se esconda
del movimiento humano
porque sus sombras son grotescas
a la hora mágica
cuando las nubes se ramifican
en las paredes blancas de los edificios
y dejan todo paralizado
y aún así
no existe calma cuando quiero
comerme la redondez
de la tierra
porque en esta orilla
nadie mide
las distancias.

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