domingo, junio 29, 2014

No tengo un scalextric

Que burra que soy, los domingos me liquidan son como una inyección de angustia; por más que trate de saltearlos me alcanzan y me sacuden la sesera. Me la pasaría durmiendo como los gatos panza arriba bajo el sol, sacando la lengua y rascándome el culo después de estirarme, si hay quilombo, gritos de gol, disputas familiares de asado y damajuana, o música fuerte revolearía los ojos y me alejaría un poco, por ahí encuentro paz debajo de una cama. (Los humanos somos muy hostiles).
Tengo ganas de llorar, de tirarme al piso toda enorme como soy y lanzar un berrinche ridiculísimo y espectacular al aire que desconcierte a los vecinos de arriba, de abajo, de los costados, que venga Doña Consorcio a consolarme y me abrace que me haga upa y me diga "bueno nena, tranquila" y yo seguir llorando y revoleando pataditas cortitas al aire como mocosita caprichosa, moquear y limpiarme los mocos en las mangas.
Cortazar te enseña a llorar pero no le pienso hacer caso, si lloro, lloro a lo bestia que me disculpen los cortazanianos porque si, esto es por el mismísimo deporte del desahogo. A estos niveles de angustia Cortazar es un gil aburguesado que sobre la administración de la infelicidad no entiende un carajo.
Sacarme de la manera más básica las preocupaciones, el "que será de mi vida" en un paneo total y absoluto, descargarme hasta quedarme dormida, llorar mientras escribo esto, dormirme sollozando.
El show dominguero consiste en arrastrar las patas y llegar a la heladera, agarrar una botella y tomar agua como perro desesperado haciendo ruidos horribles, el agua llena mi boca y comienza a caer por los costados de mi boca cae, cae más y moja mi saco onda cobain. Salir a comprar un vino antes de que cierren con pantuflas y lentes oscuros siendo ya de noche, salgo tratando de que algún pipero revolee un piropo por el aire y me llegue a mí, -eso nunca pasa- llegar a la puerta y entre eso de que busco la llave que se me caiga el vino y lanzar una sarta de puteadas al aire y volver a llorar, acordarme de que nadie me lleva al cine y llorar, pensar que mañana es lunes y llorar, pensar que me queda poca plata y llorar, llorar porque fui extra en un comercial de una casa de préstamos, acordarme que mi nuevo corte de pelo me queda para el orto y llorar, llorar porque no puedo volver a pesar 51 kilos, pensar que no consigo una pista de scalextric y llorar, acordarme de mis elecciones de vida y llorar, poner una película triste solamente para encontrar una excusa para llorar o no, mejor una de tiros, de zombies o de minitas a las que secuestran y cagan a palos, solamente para llorar sin sentido.
Que bestia que soy para mí que se me trabaron los lagrimales de los ojos, mejor voy a llevar este cuerpito sin sentido a la cama y a aplastar mi cara contra la almohada y a llorar bien fuerte sin que nadie me escuche, como para meterle dignidad a las últimas dos horas de este domingo.
Hace un frío espantoso y así se van los días, ya se me van hace rato y no hay explicación lógica para esto que me pasa. Que venga un verdugo y me mate porque si pienso en suicidarme seguro me sale para el orto y voy a terminar llamando al nueveonce con las manos llenas de pezacitos de mi cabeza.
Mejor pelo una mandarina y me lleno de su olor de mierda, le saco las partecitas blancas, como primero mordiendo el centro, después la abro con los dientes y me salta el juguito a los ojos, entonces me acuerdo ya tengo motivo para seguir llorando.

1 comentario:

Esdian dijo...

ja ja
Genial la foto de portada