miércoles, agosto 31, 2016


La pasión fría
no nos derrite tanto
como el recuerdo.

Me dividen
tres centímetros
del hilo
silencioso
que cuelga
de tu pantalón.

Voy tirando,
soy ovillo
en tus
redondeces.

Como un
pez en el
agua
voy lamiendo
el vino seco
del costado
de tu boca.

Saboreo,
disfruto,
lengueteo
cada comisura,
cada choque,
cada burbuja.

Me arrincono,
al borde
de esta silla
te parasito
todo el tiempo.

En idas
y vueltas
voy,
me tropiezo,
no se controlar
mis impulsos.
No sé besar,
tampoco sé
como es querer
sin enfermarme.

Me balanceo
en eso que digo
busco y encuentro.

Extraño
esas superficies
tan suavecitas
en las mañanas lentas.

Después de
llenarnos
los vacíos
quedamos
con los cuerpos
lentos.

Es que cuesta
procesar
la nostalgia pesada,
al fondo de un vaso.




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