¿En qué momento
archivamos las bicis?
Es que si, fiaca wins
somos tan cómodos.
Viajar sin que nadie se entere
por una ciclovía rumbo al parque
bordeando los vacíos
de las personas de los colectivos.
Que será de las hormigas,
ellas resisten entre nosotros
acarreando tristezas livianas.
De haber niebla, ruidos y olores
parar a dormir
a un costado de la avenida
hasta que una zanella
nos haga saltar del susto.
Es domingo y un silencio
expone a las plantas
a la intemperie del balcón.
Las bicis y los edificios
no se entienden.
¿Ves? somos cómodos
las archivamos ahí,
en algún costado donde visualmente
su óxido no nos invada.
Los objetos quedan,
apilados en desuso
sin importar la amplitud térmica,
o la circunstancia.
Adentro los filamentos
del cuarzo generan
esa combustión de moral alta
perfecta para las personas
nacidas en la comodidad
de incendiar todo lo que duele.
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