domingo, diciembre 03, 2017

Ha caído en la espalda
el peso del problema
que se enciende cuando miro
este domingo y la pregunta
que se vuelve un panal de abejas
cuando merodeo a mi madre
que tampoco puede
que tampoco quiere
que sabe que escondo
un hierro caliente que se agarra con cuidado
y es para ella,

y que sabe porque madre
que no puedo, pero ¿y qué? ¿y ahora?

Donde sea que entren
tu humanidad y dos hijas,
acá todo el tiempo es la hora de la cena
o ese medio día de calor infernal en el subte,
que no llegabas
y nadie llenaba el espacio vacío de la alacena
entonces había bronca. Bronca y un hueco negro
en el que cabíamos redondas de la impotencia
de repetirnos en la historia
como corso a contramano.


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