viernes, enero 03, 2014

Juventú

Algunos lugares son monumentos o trofeos personales donde se registran códigos inviolables y secretos que se transmiten en el aire y entran como por ósmosis al cuerpo
Se evita la palabra, molesta la voz que te corta el pensamiento. Se usa solo para casos extremamente necesarios. La gente encuentra su eje de meditación, con pactos que no se quiebran con preguntas como "el picante, es pa macho?". A estos lugares, se va en el caso de tener que "iniciar" a alguien, pero es un proceso de construcción conjunta, no es fácil.

Pancho la entiende, la tiene clara. Ese lugar es el paraíso y se maneja ahí como pez en el agua, como un transformer se saca la remera de sus joggins grises, saca pecho pide lo de siempre: las butis con ajo, y salsita criolla, como solo el choripanero con la camiseta de boca, y la doña con su camisola blanca lo saben hacer. Suena un canto divino cuando te dan los sandwichs en la mano, para comer donde puedas y como puedas en esa servilleta que no sirve para limpiar nada, es solo una formalidad.

Comer es un arte ninja que chorrea un divino elixir que se escurre por tus manos cayendo al piso como un ploschón que en tus arterías haría estragos, es un asesinato gastronómico lleno de contradicciones porque ahí van médicos, periodistas, abogados, asesinos, garcas, curas, curas violadores de niños, madres solteras, canas de tránsito dulces de cobrar las falsas multas, gente buena, gente pelotuda, todos iguales como perros hambrientos queriendo afanarse la tira de chorizos del asador descuidado.

Para mi amigo ese lugar es la libertad, ahí va a buscar aventuras para escribir (se que escribe cuentos sobre travestis alados que circulan como cupidos por su chata donde en la parte de atrás aparece el carrito humeante, este no es de chapa, es de plata forjada por marcianos, los putos aletean como moscarrones gigantes con los pitos tapados por hojas de hiedra venenosa) pero los amarretea. Anoche salió a merodear por ahí a buscar su inspiración. Mierda, como me gustaría que la casualidad nos hubiera cruzado. El y su chata llena de laburantes que salen de jugar al fútbol 5 escuchando el ruido que hace su radio a volumen 100. El tipo es un mago por la zona, un sensei místico que solo sirve para mirarlo y divertirse, se vuelve loco, es feliz poniendo guiños y dando vueltas bobas buscando un poco de fafafa y unas locas lindas para apretar.

Anoche llovía y las chicas estaban de fiesta, bailaban y se empapaban las purpurinas festejando que gracias al acontecimiento natural, estaban libres de policía y rodeadas de tacheros, diputados, remiseros y en los mejores casos esos solteros que buscan un poco de contención anal.

Nos cruzamos. Ahora el místico matambre de Juventú me rasguña en las tripas y yo me quiero enroscar al escritorio de la oficina para palear los retorcijones y los ruidos. Que tarada la pifié y lo baje con una cerveza tibia.
Ahí está, estos lugares, no son para cualquiera.

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