domingo, junio 01, 2014

Cada vez que llego a casa me paro frente a la entrada y digo, "Es hora de que un monstruo me coma".

Y luego sucede.

Cuando me voy a acostar y quito las mantas de mi cama, digo "Es hora de que un monstruo me coma".

Y luego sucede.

Cada vez que me levanto de la cama, digo "Es hora de que un monstruo me coma".

Y luego sucede.

Cada vez que salgo de mi casa, digo "Es hora de que un monstruo me coma".

Y luego sucede.

(Departamentos)



Creo que escribo porque se que soy una total inútil para todo el resto de las cosas que completan mi vida, sobre todo los domingos. Incluso hoy llegué a la conclusión de que, si algún día tengo un puto logro o cumplo con algún objetivo se los dedicaría a unas iniciales, lo cuál sería una cagada porque mi mamá me reprocharía que lo único bueno que pude hacer en mi vida no fue en honor a ella que se esforzó y sacrificó tanto para mí. Y yo pienso que todo lo que pudo hacer por mí fue al pedo, si de repente me chupó un huevo y siempre hice lo que quise, por eso me sacó a patadas de su vida, entonces el mérito sería nuevamente mío y con él haría lo que se me cante.

Por ahí se me ocurre que debería comenzar a jugar juegos de azar, para que si algún día me gano algo, como un gordo de navidad o un par de números que sumen un buen monto - y  seguro gano porque me considero una chica con suerte -,entonces se me ocurre que podría hacer una fiesta en su honor con globos con su cara impresa que inflada quedaría horrible, piñatas, tortas, vinos y chicas desnudas. También comprar algunos pasajes y viajar por el mundo para vivir borrachos unos días, llegaría dormida a la Torre Eiffel y me molestaría tanto la luz del sol allá arriba que no la disfrutaría, entonces le pediría bajar y conocer algún bar.

Después de hacerle la fiesta pienso que sería buena idea arreglar el Renault 12, es igual de importante o más en mi vida. El amor por mi auto me hace acordar a mi tío abuelo Lalo, que tiene su Torino al que todavía hay que entrar por la ventana  porque la puerta nunca se abrió, el viejo con  80 años entra a su auto por la ventana o en su defecto por la puerta del acompañante. Todos quieren que ese auto se venda, pero Lalo Arias es testarudo, no lo va a vender, incluso cuando se muera no lo van a poder poner a la venta, con la cantidad de deudas y multas que tiene ese Torino va a ser más barato incendiarlo que lograr ponerlo al día para su venta.

Tengo que buscar la manera de rendirle tributo. Si algún día la editorial me permite enviarles textos que no sean para pendejos, le dedicaría un cuento, aunque ya le dediqué demasiados, en realidad escribo porque solamente el me puede leer e interpretar. Creo que al no ser cotidianos puedo sorprenderlo, entonces soy única, por eso me quiere, porque no me tiene las 24 horas del día y no sabe que soy una especie de parásito muy leal y compañero, pero no puedo sostener eso mucho tiempo, tarde o temprano se va a aburrir de mí. 

Seguro nadie va a entender nada de esto pero solamente quería rendirle tributo (o decir muchas veces tributo) porque por ahí mañana me caigo de la escalera, o me secuestran, o me matan de un tiro. Anticipándome a cualquier circunstancia prefiero no quedarme con estas ganas. Dado el caso en el que un día sirva para algo (y dudo que eso pase), voy a pensar en los que me mantuvieron viva cuando era una inútil. Por eso, es más probable que me muera, me  mate, o me maten. Y así como les rindo tributo, se van a tener que hacer cargo de mi entierro a cambio de mi seguro de vida, si es que enterrarme les sale más barato.

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