jueves, septiembre 04, 2014

Cosméticos

No doña Mary Kay no me venga a vender, que yo nací fierucha y me gusta andar a cara lavada.

Mi abuela me enseño que el mejor tratamiento facial es el jabón blanco con una esponjita para los granitos y los puntos negros. Mi viejo me decía que mi sonrisa de negrita jodona conquistaba al mundo.
Mamá me decía que la belleza es pasajera. Tengo tantos estándares metidos que me parece absurdo gastar 300 pesos en una cremita en pomo.

No señora, muchas gracias. Yo no me pinto, por ahora, no, de verdad, ando con las cuentas atrasadas y usted es medio carera.


¿Cuánto cuesta el rímel? por ahí me arqueo las pestañas para presumirle al que se me quiera acercar. ¿Y la crema de tortuga para el cuello? Que si tengo suerte alguien me besuquea más tarde. 
Digame doñita, si entre tanta belleza de revista alguien se me enamora. Seguro alguien por un pestaneo conquistó a un administrativo y se casaron re lindos y enamorados, suena tan tentador. 


Hagamos así, porque estoy dudando. Por ahí en unos meses puede volver  a verme, si tengo suerte mejora mi economía y puede quitarme el envejecimiento prematuro de la frente y el brillo de mi nariz. Soy tan imperfecta a comparación de estas modelos.


No, mejor no me venda. Detrás de estos anteojos gruesos no se lucen los ojos, y si me pinto los labios después me van a quedar  la trucha graciosa, toda teñida por las copitas de vino, al son de unas cumbias cuando pasen las horitas de la noche y se me desfigure la cara, me gusta andar borrachita de a ratos.


Vaya mejor, soy demasiado simple para lo exterior, si la cara se me paspa por el zonda agarro azúcar, una paltita y aceite de oliva y un cachito de limón, me embarro la cara con eso y me como lo que cae de la comisura de los labios, jugando a ser un Hulk de entre casa, por ahora funciona.


Si algún día mis preocupaciones cambian, yo la llamo. Muy linda su cartilla y su carita radiante, me encantan esos rulitos rubios y su blusa almidonada, que lindo es poder maquillarse y dedicarse a una. Me siento mal, la cara se me derrite con el calor, si podría sería usted con su polvo compacto, tan hermosa que podría ser una muñequita de torta. Vaya con Diosito Mary Kay, en otra vida me va a matar el deber ser y le voy  a comprar todo lo que pueda.

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