Era obvio que íbamos a caer
es el efecto maradoneano
de la igualdad de condiciones
que generan Bochatón, la birra
los libros revolucionarios
las remeras con consignas
y esa persiana
que se sostiene con alambre
mientras florecen incedios
en el valle aristócrata
y los veo morir
desde el balcón
el viento zonda mueve todo
cambia el aire y el ánimo
es un fenómeno más.
De a ratos se vence el mundo
con la ley del menor esfuerzo
y la respiración manual
en lo artificial y el bardo de cables
para conectar la play
la tv
la pc
y el papel OCB transparente
envolviendo la comodidad
de todo lo predecible.
Entre las 4 y las 6
los pájaros alborotan la tarde
prueba de que nada es nuestro
ni su vuelo
o esto que no se que es
solo entiendo que es
una nueva postal que miro
en bombacha y pose snob
y que nos chupe un huevo
todo va a estar bien
mientras gravitemos
sobre la cúpula del edificio
que te libera del trabajo
a la tardecita
y los pocos días que me quedan
en la ciudad.
No se dar más que canciones
con guitarras desafinadas
y discos apilados
no salvé a ningún marinero
y lo andino me seca el cuerpo.
Por eso bancame
en siestas interrumpidas
por niños gritando en la planta baja
o testigos de jehová
rompiendo el momento
y si, el equilibrio y la caída
se interpretan cuando se sabe
de la delgada línea limando
lo real y lo mágico
formada por los rayos de sol
que se cuelan e iluminan
los envases en el suelo.
Somos algo que se arma
y se pierde
mientras vemos llegar
la luz al final del túnel.
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